Angeliqa Mejstedt, experta en actividades al aire libre como enseña en Vandringsbloggen, afirma algo que se me ha quedado grabado: “Si tienes tiempo para ver ‘Juego de Tronos' en HBO, también tienes tiempo para estar al aire libre. Es una cuestión de tomar decisiones”. Los países nórdicos tienen clara la importancia de la naturaleza en sus vidas y su bienestar y por eso practican el llamado “friluftsliv”.
El friluftsliv (pronunciado free-loofs-liv), es un término escandinavo que se traduce literalmente como “vida al aire libre”. Fue popularizada en la década de 1850 por el dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen, que usó el término para describir el valor de pasar tiempo en lugares remotos para el bienestar físico y espiritual. El friluftsliv no es sólo una forma de inculcar hábitos saludables a los niños, sino que también es una razón de peso por la que los países nórdicos suelen estar entre los más felices del mundo.
Así lo explica Linda Akeson McGurk, escritora sueco-estadounidense, experta en crianza y autora de ‘The open-air life’ y ‘There's No Such Thing as Bad Weather’. En esos libros nos enseña una tradición con más de 150 años de historia que sus padres le enseñaron y que ella ha enseñado a sus hijos. “Cuando mis hijos eran pequeños, los dejaba trepar rocas y árboles, investigar bichos, cavar hoyos y jugar sin la intervención de un adulto, tal como lo hacía yo”, cuenta. En los países nórdicos es común ver guarderías al aire libre o escuelas forestales, donde los niños pasan la gran mayoría del tiempo en la naturaleza.
La autora afirma que cuando vivía en Estados Unidos, recibía “miradas extrañas” cuando la gente se enteraba de que sus hijas dormían felices la siesta en el porche trasero la mayoría de los días y en todas las estaciones. Esa conexión con la naturaleza tiene muchos beneficios como ya vimos al explicar la regla 3-30-300, pero la que más nos ha gustado es que ayuda a criar niños felices y resilientes. Linda Akeson McGurk nos explica cómo podemos incorporar el friluftsliv en la crianza de los niños en tres sencillos pasos.
Programa tiempo al aire libre
El truco es que desarrollemos el hábito de forma natural y sostenible en el tiempo, y crear un ritmo para salir al aire libre con regularidad, aunque no sea a pasar el día. Lo sé, todos estamos ocupadísimos y eso de tener tiempo para hacer, aunque sea bueno para nuestra salud, nos cuesta. Por eso la experta recomienda que programemos ese tiempo al aire libre igual que programamos otras actividades como clases de piano, ballet, fútbol o clases de inglés para los niños.
Evidentemente el hábito resulta más sencillo si vivimos en el campo, pero podemos programar una ruta al aire libre los fines de semana, o dar un paseo para ir al colegio en lugar de ir con el coche o fomentar que las actividades extraescolares sean al aire libre, por ejemplo siendo scouts que en España también existe, o hacer un picnic en el parque en familia. Todo vale.
Empieza donde ya estás
“La regla de oro de friluftsliv es usar lo que tienes y hacer lo que puedas sin esfuerzo extra”, explica la experta, así que vamos a buscar la naturaleza que nos rodea. Afirma que es genial si tienes la oportunidad de llevar a tus hijos a caminar por zonas remotas o a un parque nacional, pero nos indica que es más importante lo que tengas cerca. “Las conexiones que tus hijos y tú tengáis con la naturaleza en el día a día tendrán un mayor impacto en ellos”. Busca esos entornos accesibles a diario y úsalos.
No dejes que el tiempo arruine tu día
Si pensamos en un niño veremos que el tiempo nunca es impedimento para ellos. Para ellos no existe un tiempo malo. Ni la lluvia ni el viento, ni el sol, ni el frío les para. Tina Holm, científica en la empresa farmacéutica y cosmética Perrigo, afirmaba a la BBC hablando del friluftsliv que "en Suecia tenemos un dicho: 'No existe el mal tiempo, sólo la mala ropa'".
La tradición friluftsliv anima a encontrar algo que nos guste en cada estación y por eso los nórdicos motivan a los niños a salir todos los días, independientemente del clima. De esta manera el tiempo que hace deja de tener una connotación negativa y es solo algo que no podemos controlar, pero que no impide que nos divirtamos.
Piensa en la alegría de tu hijo saltando sobre un charco con ropa impermeable puesta. En tu hijo jugando con una bola de nieve en invierno, en tu hijo disfrutando del frescor del bosque en un caluroso día de verano. Solo necesitamos equiparnos adecuadamente para que tanto ellos como nosotros, disfrutemos de cualquier día del año.
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